Las heridas emocionales son heridas invisibles que se generan por actos de otra persona que han causado un daño, pero también se pueden generar por la carencia de algo que se ha necesitado. Las heridas emocionales influyen en la manera en la que te valoras a ti mismo y en como interpretas el mundo que te rodea.
El origen de estas heridas emocionales siempre es relacional, y suelen suceder por experiencias vividas en la infancia. Cabe destacar, que lo más importante no es la experiencia desagradable que has vivido, sino la interpretación que has hecho de esa experiencia, lo que hace que esa situación genere una herida o que se convierta en un aprendizaje.
Tipos de heridas emocionales
La clasificación más conocida de las heridas emocionales es la desarrollada por John Bradshaw y Lise Bourbeau:
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- Herida de abandono: se genera cuando en la infancia has sentido abandono emocional o físico. Por ejemplo, si tus padres estaban todo el día fuera de casa trabajando, aunque tus necesidades a nivel material estuvieran cubiertas, es probable que hayas sentido mucha soledad y esa sensación de abandono emocional. Esta carencia afectiva en la infancia, puede generar hipervigilancia, dependencia emocional en las relaciones en la adultez e incluso tolerar cosas que no te gustan por el miedo a la soledad.
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- Herida de rechazo: tiene su origen en la falta de aceptación por parte de vínculos importantes. Se genera cuando en la infancia te comparaban constantemente con otras personas, te criticaban, te excluían de un grupo o invalidaban tus emociones. Está relacionado con la creencia negativa de no ser digno de ser amado o de no ser válido. Para compensar esta herida, se busca el constante reconocimiento y aprobación de otras personas.
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- Herida de injusticia: si en la edad adulta sientes rabia constante, es probable que a lo largo de tu infancia hayas vivido experiencias desagradables relacionadas con la desigualdad, discriminación o el abuso de poder, así como una crianza en la que tus figuras de apego eran frías, exigentes y críticas, haciéndote sentir que nunca era suficiente.
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- Herida de humillación: si en la edad adulta sientes mucha vergüenza, es probable que a lo largo de tu vida hayas vivido de manera frecuente situaciones es la que se burlaban de ti o te hacían sentir inferior.
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- Herida de traición: se produce cuando las personas en las que pensabas que podías confiar no cumplen lo que han prometido, o primero dicen una cosa y luego otra. Las consecuencias que tiene esta herida es la dificultad para volver a confiar y mucha necesidad de control.
Todas estas heridas tienen una raíz mucho más profunda quien causa la experiencia desagradable es una figura de apego.
Todas estas heridas generan mucho malestar emocional e inseguridad en tu presente. A través de la terapia EMDR podemos trabajar esos recuerdos traumáticos del pasado para que dejen de generar malestar en el presente, así como recuperar la calma y seguridad que hay dentro de ti.