¿Qué es el apego?
El apego es el vínculo estable y duradero que establece una persona con otra. La teoría del apego desarrollada por Bowlby señala que los patrones de funcionamiento de cada persona se desarrollan en base al vínculo que se forma entre el niño y su cuidador principal durante los primeros años de vida. Por lo tanto, según el tipo de apego que se establezca entre el niño y el cuidador principal se generará una forma de procesar la información, de regular las emociones, una guía para predecir lo que sucederá en las relaciones personales y en el mundo en general.
¿Cuáles son los tipos de apego?
Se ha investigado mucho en las últimas décadas acerca de los diferentes estilos de apego, proponiendo diferentes clasificaciones. Sin embargo, siento que la manera más clara y sencilla es clasificar los estilos de apego en:
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- Estilo de apego seguro o autónomo: se caracteriza por haber aprendido en sus primeros años de vida que siempre hay alguien que va a estar disponible para apoyarle, cuidarle y protegerle cuando lo necesite. Por lo tanto, las relaciones en la adultez serán sinónimo de confianza, seguridad y protección. Además, serán capaces de expresar sus emociones y necesidades al otro, pedir ayuda, así como poner límites cuando lo consideran necesario.
- Estilo de apego ansioso o preocupado: los cuidadores en la infancia fueron intermitentes o ambivalentes en sus cuidados y en la expresión del afecto, lo que lleva al niño a sentir inseguridad por no poder predecir el comportamiento de su cuidador principal, y también por un miedo al abandono. En las relaciones en la adultez, busca constantemente la aprobación y la aceptación del otro para evitar ese gran temor, el miedo al abandono.
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- Estilo de apego evitativo o distanciante: es probable que los cuidadores en la infancia se mostraran fríos y distantes, lo que los llevo a sentir que sus necesidades y sus emociones no eran escuchadas o importantes, por lo que acaban tomando distancia para poder protegerse del miedo al rechazo. En las relaciones en la adultez, suelen tener dificultades para abrirse emocionalmente y también para pedir ayuda por su miedo a ser rechazados.
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- Estilo de apego desorganizado: en la infancia la persona que debía transmitir seguridad y cuidado, era la que generaba malestar emocional e incluso miedo. Lo más característico es que no había un patrón predecible. Por ello, en la edad adulta sienten que los vínculos no son seguros, incluso a veces pueden llegar a ser peligrosos. Sin embargo, como tienen la necesidad de conectar con los demás, lo más probables es que tengan conductas contradictorias entre la búsqueda de la cercanía y distancia para protegerse de que les hagan daño.
En resumen, los patrones de apego se aprenden en la infancia y tienden a mantenerse estables a lo largo del tiempo, aunque si sientes que necesitas cambiar la forma en la que te vinculas, en terapia puedes aprender a hacerlo de una manera más segura y saludable.
Si necesitas cambiar el patrón de apego a un apego más seguro, no dudes en pedir ayuda